
Ferrocarril Talca a Constitución
Las primeras intenciones de construcción de una línea férrea que uniera las localidades de Talca y Constitución, surgirán en el año 1853, fecha en la que el presidente Manuel Montt[1], comisionará, a través de un decreto al ingeniero Augusto Charme, para que se reconozca y examine las riveras del Río Maule, entre el punto de Perales y Constitución, informando sobre la practicabilidad del hecho, se le instruye además proceda al levantamiento de los planos y presupuesto respectivos del proyecto. Esta obra, sin embargo, se podrá concretar recién en el año 1888, durante el Gobierno de José Manuel Balmaceda Fernández[2], éste – en su visión modernizadora del país – encargará a la empresa North and South American Company la construcción de un ferrocarril que uniera aquellas ciudades, dando cumplimiento así, a una promesa de campaña que había hecho años antes a los habitantes de la zona.
Esta construcción – por la magnitud de su envergadura y su costo – se fue realizando por tramos, siendo el primero de ellos el que unía las localidades de Talca y Curtiduría, terminado 2 años después del inicio de los trabajos. La obra total demoraría largos 27 años y sería inaugurada finalmente un 19 de diciembre de 1915 durante el gobierno de Juan Luis Sanfuentes.
El proyecto en pleno funcionamiento contó en sus primeros años de vida con locomotoras traídas desde Estados Unidos, las que se encargaban de cubrir el trayecto. La administración del ramal recayó inicialmente en manos de privados, sin embargo, Arturo Alessandri Palma, en su calidad de Ministro de Industria y Obras Públicas, firmaría un decreto que estableció que todos los ramales del país pasarían a la administración del estado.
El último ramal (como se le conoce hoy en día), llegó a tener en su época de mayor esplendor 22 paraderos y estaciones, las cuales se distribuían en sus casi 90 kilómetros de hermosos y románticos paisajes. Su primera parada se situaba a doce kilómetros de Talca en el sector de Colín, conocida peyorativamente también como la estación de los burros, por la gran cantidad de este tipo de animales que existía en el sector; le seguían a ella Corinto, Curtiduría y González Bastías, entre otras, mientras que su terminal se situaba en la ciudad de Constitución.
Sin lugar a dudas esta importante conectividad permitió desarrollar de mejor forma el traslado no tan solo de productos – cuya demanda había aumentado – desde el interior hacia el litoral, sino que también el de poder transportar con mayor seguridad a pasajeros y a las tan distinguidas familias talquinas que se trasladaban a pasar la época estival en la Perla del Maule.
Sin embargo tal y como en su época, esta obra de adelanto terminara con la navegación por la aguas del Maule, fue la modernidad y la creación de un camino para vehículos motorizados hacia la ciudad de constitución las que fueron dando lenta muerte al ferrocarril hasta prácticamente dejar de existir.
En la actualidad, la única estación que actúa como tal es González Bastías – nombre dado en honor al poeta – por lo que podemos afirmar que El Ramal sobrevive gracias a su pasado esplendoroso y a esa connotación sentimental otorgada por viajeros eternos y precursores del patrimonio, que el efectivo servicio que realmente presta, ya que solo es utilizado por los cada vez menos habitantes de las zonas aledañas a la vía férrea y por los románticos turistas que ven en su recorrido un viaje al pasado rodeado de parajes hermosos y olvidados.
Es importante señalar que este Ramal Ferroviario obtuvo la calidad de Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico el 25 de mayo de 2007, según consta en el Decreto N° 01030. Lo que asegura que ninguna intervención puede ser efectuada en su desmedro, evitando con esto que desaparezca completamente y cumpla así el sueño de muchos, especialmente de quienes solo ven el signo del peso en todo lo que hacen.
[1]Presidente de la República entre los años 1851 y 1861.-
[2]Presidente de la República entre los años 1886 y 1891.-